DESTINOS ESPAÑOLES: RECUERDOS DE UN VERANO MARBELLÍ (Elviria/Málaga)

 

 

El pase de diapositivas requiere JavaScript.

Me siento a la orilla del mar, escuchando el «silencio» del vaivén de las olas. Miro sin mirar el agua plateado, verde, turquesa, incluso amarillo arenoso, menos azul. El sol está por ponerse. Contemplo su luz filtrada por ámbar. El Mediterráneo sube poco a poco, en la punta de los pies, para cubrirme, para taparme, envolverme, ahogarme para siempre. Viene mirándome pícaro, pensando que no me doy cuenta.
-¡Te veo! Aunque me quieres engañar con cada ola que retires, cada siguiente llega más cerca. ¡Maldita, te veo! Me voy a quedar aquí hasta que te darás por vencida y te vas a retirar tal como subes: en la puntilla de los pies. Con cada ola…
Luego ya puedes volver a levantar cabeza intentando asustar a otro. Yo no estaré.

 

 

-Fotografías de archivo personal- ©Todo los derechos reservados.

 

 

 

DESTINOS ESPAÑOLES: Pazo de Vilabade (Galicia)

Si has ido alguna vez a Galicia, no hace falta que te cuente sobre su belleza peculiar. El aire tiene perfume de montaña y mar, y una extraña consistencia verde-esmeralda, los bosques inspiran un atemorizante misterio, y los gallegos «de pueblo» viven una especial simbiosis con la naturaleza, tanto por la arquitectura de sus casas, como por sus hábitos y forma de ser. Parecen hobbits. Parecen hadas y magos de sangre mestiza.
Pasando Castroverde para arriba, en el Camino de Santiago, encuentras el Pazo de Vilabade. Una bisutería arquitectural con más de 600 años de historia. Dicen que en sus orígenes fue Hospital de Peregrinos, pero quien sabe con exactitud?
Viví ahí tres meses largos en el verano de 2016. Los Blasones de los antiguos dueños todavía adornan los muros de este castillo fantasmal .
Hay que tenerlo bien claro que soy una amante incondicional de lo antiguo. Me fascina todo: casas, muebles, olores a papel viejo o tapicerías. Vas a pensar que vivir en el Pazo tres meses ha sido para mí como un sueño. Y no te equivocas…. del todo. Porque es una cosa ir, mirar, imaginar la vida de los caseros, y otra cosa ser tu, el casero. Y no por las condiciones, lejos de mí este pensamiento. Aparte de los muebles muy antiguos (pero estupendamente mantenidos), las utilidades,como baño y cocina, son de última generación y tu estancia no puede ser más agradable. Yo hablo del MIEDO! Si, miedo, con mayúsculas. Pasillos y escaleras donde la luz está absorta por cortinas pesadas, crujido de puertas masivas de madera noble esculpida, ruidos incalificables en la sala de estar de arriba (como lo de las bolas de billar), objetos que cambian de sitio misteriosamente en la lareira, ojos que te siguen intensamente desde los cuadros… Cuando llegaba la noche, estaba aterrorizada. Al principio. Porque luego, con el paso del tiempo y revisando detenidamente cada habitación, terminé por acostumbrarme. No, no del todo, pero era como un armisticio hecho con la casa misma. Yo me comprometía cuidarla, y ella, no asustarme. Si, por supuesto que hablaba con ella. Para mi no era un algo sino un alguien. Ella. Respiraba, te hacía sentir si le gustas o no. Que he leído demasiado Stephen King? Pero si no has vivido nunca en un museo, entonces no me puedes juzgar.

 

 

 

El pase de diapositivas requiere JavaScript.

Las mañanas en el Pazo eran maravillosas. Solo tenias que salir al jardín y llenarte de la mirifica belleza. Un mar de hortensias azules con destellos diamantinos de rocío. Una mesa de piedra debajo de la parra. Un tronco tumbado al lado del higo, cubierto de enredaderas verdes. El rosal de flores rosa intenso,delicadas. En la lejanía, montañas moradas envueltas en niebla. No se puede pedir más…

 

 

El pase de diapositivas requiere JavaScript.

Las tardes, sobre todo las puestas del sol, son indescriptibles. Mi vocabulario español queda pequeño a la hora de poner en palabras los colores del cielo gallego en el atardecer…

 

 

El pase de diapositivas requiere JavaScript.

La doña del Pazo de Vilabade es la señora Maria Teresa de Arana. Madame la comtesse, como me gusta llamarla. No sé exactamente qué rango aristocrático tiene, pero por todo su ser es una verdadera condesa. Educada, culta, hablando inglés y francés debido a sus estudios en un colegio de Inglaterra,y luego,como adolescente,en una escuela de París; de un buen gusto irreprochable, con muchísimo sentido del humor, sensible y, a la vez, fuerte («por necesidad» dice ella, «por quedarme viuda con tres niños, demasiado pronto») carismática y todavía muy bella a su respetable edad. Su presencia en el castillo no hace más que completar este cuadro con aire medieval.
No se si tuvo más impacto sobre mí el lugar, o la persona que le da vida. Cierto es que mi alma ahora les lleva la marca. Como el sello de los peregrinos certifica el paso por ahí. Le tengo tanto cariño a doña Teresa y echo tanto en falta su risa a carcajadas, su fina ironía, sus historias sobre «Concha,la marquesa», su forma de adaptarse a cualquier lugar y persona, el modo tan práctico de resolver todo, su sabiduría y su astucia de girar la conversación en el sentido deseado…
Las circunstancias de la vida no tienen en cuenta nuestra naturaleza humana. No creo que voy a volver a verla alguna vez, pero me gusta pensar que sabe lo mucho que la quiero y el profundo respeto y agradecimiento que le guardo por cómo influenció en mi.IMG_20160813_103446.jpg

Con su pelo blanco iluminando plata,

la veo en su castillo.

Anda despacio por el pasillo,

envuelta en sus recuerdos,como en una bata.

Su mano,cansada,cuenta historias

sobre la sangre azul de una condesa…

Así la veo yo a doña Teresa,

con sus guerras y glorias.

 

 

-Fotografías de archivo personal- ©Todo los derechos reservados.

 

 

QUEDAS EN MÍ


 IMG_20141225_110131

Tu sombra me la llevo, tu sombra

que me envuelve como un abrigo

cuando la hierba ya no hace alfombra

cuando el viento es único testigo.

 

Tu alma me la llevo, tu alma

vendandome la llaga del olvido

cuando el tacto se reprime en la palma

y tiempo sobre tiempo hace nido.

 

Tu beso me lo llevo, tu beso

como un sello de promesas no cumplidas

cuando el aire pesado y espeso

queda colgado entre distancias  y vidas.